jueves, 7 de febrero de 2013

INTERVENCIÓN DEL MTRO. JORGE LUIS ORTIZ RIVERA


Presentación del Libro Vida No te mueras

 

Jorge Luis Ortiz Rivera

Instituto de Comunicaciones y Filosofía (COMFIL)

Colegio de Imagen Pública

 

 

La vida es un ciclo. Ésa es una realidad que es constatada por todas las culturas que ha habido y que hay en la actualidad. La noche sigue al día y nuevamente regresa la luz a dominar el escenario, la primavera sigue al invierno cada año y mientras que, en algunos lugares, se llora la irremediable partida de un ser querido al mundo del más allá, en otros se festeja el llanto de un nuevo ser que ha llegado a la vida. Lo mismo sucede entre las amistades. Algunas veces, la estafeta se pasa de mano en mano, una y otra vez, entre los amigos. Quien en alguna ocasión es consolado, en otras consolará. Quien es sostenido ahora, mañana sostendrá. Lo que hoy se recibe, mañana se tendrá que dar. Eso es, sin duda, lo que el libro sagrado del Tao te Chin enseña. Y eso se hace presente este día en este evento.

Este campus universitario es mudo testigo de los andares, los trabajos, las alegrías y las angustias que han estado presente desde hace veinte años en la vida, tanto personal, familiar, académica y profesional del Dr. Ramiro Gómez Arzapalo Dorantes, quien hoy presenta a la comunidad el libroVida no te mueras. La muerte en México a través de la artesanía festiva. Es decir, lo que él ha recibido de formación en estos espacios y en aquellos en los que ha seguido sus estudios e investigaciones, ha germinado, a modo de una semilla, en lo oculto de la obscuridad de la tierra fecunda de la reflexión y del estudio personal. Y como tal, rinde hoy su fruto.

No es algo raro en él. Éste no es el primero de sus libros, ni de sus publicaciones, sino que representa la más nueva de sus aportaciones al campo del conocimiento de las humanidades. Entre artículos, conferencias, cursos y libros, Vida no te mueras. La muerte en Mëxico a través de la artesanía festiva, me parece a mí que es una obra de aquel que se sabe conocedor de algo y ve, con la experiencia que la madurez académica otorga, que no es necesario atiborrar al lector con una serie de datos que manifiesten su erudición sobre el tema, sino que puede expresar las ideas en pocas palabras sustanciosas.

He querido utilizar este adjetivo “sustancioso” para referirme a esta obra, porque es común en la gastronomía y en el mundo editorial. En el rubro de la gastronomía, se sabe que los grandes manjares no se comen en demasía, porque suelen indigestar. Los condimentos equilibrados pueden multiplicarse, pero en ese caso, las porciones que se sirven al comensal deben ser mesuradas, pequeñas, de modo tal que las papilas gustativas no se saturen. A mi parecer, estas características deben estar presentes en un buen libro. Y de hecho lo están en el que se presenta el día de hoy.

Para mucho de ustedes es conocida mi inclinación personal hacia las teorías medievales. Por ello, aunque el texto verse sobre antropología cultural, específicamente mexicana, no puedo dejar de hacer referencia, como marco conceptual para entender lo que hay alrededor del libro que se presenta hoy, al filósofo de Aquino, quien delimita con precisión el concepto de sabiduría, y de quien me he inspirado para equiparar la obra del Gómez Arzapalo a un manjar sustancioso que se come en pequeñas porciones.

Pues bien, dice Tomás de Aquino que la sabiduría, entre otras cosas, consiste en “obtener, respecto de lo que se conoce, la mayor certeza posible”.[1] Quienes hemos tenido la suerte de leer ya esta obra, nos damos cuenta que en ella, Gómez Arzapalo, ha conseguido la certeza de cómo se estructura el fenómeno de la muerte en la cosmovisión mexicana.

Pero el aquinate, continúa diciendo que el sabio es illumdicimusmagissapientem in omniscisentia, quipotestassignarecausascuiuslibetquaesisti, et per hoc docere[2]. Es decir, ser capaz de hallar las causas de toda cuestión, que le atañe,  y en consecuencia ser capaz de enseñarla. Vida no te mueras puede ser consultada tanto por aquellos que son expertos en los temas que trata, como por aquellos neófitos que queremos saber más. Y es que la grandeza de un autor radica, no tanto en la originalidad y aciertos de sus teorías, sino en que éstas puedan ser comprendidas para su discusión, por el mayor número de personas. Invito al auditorio a que no tenga miedo de enfrentarse a un texto ininteligible para los diletantes de la materia. Lejos de ser eso este libro. Al contrario, con la experiencia que le dotan sus años de docentes, Ramiro Gómez Arzapalo logra conducir al lector por un mundo que, no por estar cercano a nosotros, por ser parte de la cosmovisión mexicana, nos es, por ello, suficientemente conocido.

Finalmente, para dejar de lado ya a Tomás de Aquino, puedo hacer referencia a la etimología de la palabra que maneja en sus obras. “Sabiduría” deriva de sapere, es decir, de saber. Pero cuidado, saber en sentido de aquello que se capta por el gusto. De ahí que la sabiduría sea capaz de provocar que quien se acerca a ella rumie, regurgite, sabores de lo que se ha aprendido. Más allá de las intenciones académicas que Ramiro haya tenido al realizar este libro, el mismo es un instrumento de meditación ante la inminencia de nuestra propia muerte. Uno mismo, al leerlo, se enfrenta a frases que cribadas de la madeja conceptual, histórica, antropológica, filosófica, hagiográfica, de la que trata el volumen, pueden convertirse en bocados que se saborean a lo largo del día o de varios días.

Al menos a mí me pasó eso. A modo de ejemplo, quiero citar textualmente tres fragmentos que se encuentran en el texto, acuñados magistralmente por Ramiro y que han llamado poderosamente mi atención:

1.- “si es que tenemos alguna esencia, ésta no se yergue como fortaleza impenetrable, sino como vulnerabilidad, fragilidad, fugacidad”. Portentosa llamada de atención a la soberbia humana en que vivimos y que nos hace pensar que nuestra propia existencia no tendrá jamás fin. En estas palabras, Gómez Arzapalo logra captar la atención del lector que ve vulnerada su zona de confort e invitado a reflexionar sobre lo inevitable, su propia muerte.

2.- “Si con lo que sé no puedo vivir, creeré para poder asirme a la existencia”. La prosa, en el texto que se presenta, en ocasiones llega a convertirse en poesía, como queriéndose hermanar con las citas delos poemas de  Machado, Nervo, Netzahualcóyotl que el autor comenta y con la que el mismo Ramiro Gómez Arzapalo Dorantes convierte su ordenador personal en tintero, papel y pluma de ave, elementos clásicos del poeta, para escribir la profundidad filosófica de la meditación sobre la muerte en la exquisita musicalidad de un poema de contenido filosófico que recuerda la intención de Juana de Asbaje  en el Primero Sueño, pero a diferencia de la rima culteranista de Sor Juana, la prosa docente del autor, es asequible a la mayoría de los lectores que se acerquen a ella y permite que se paladee la profundidad de los contenidos expresados allí y que reflejan la riqueza de vivencias que ha experimentado el mismo autor y que comparte con sus lectores.

3. Pero no se vaya a pensar que este esfuerzo por explicar con sencillez un problema tan profundo de la existencia humana, da como resultado la banalidad del conocimiento comunicado en Vida no te mueras. La muerte en Mëxico a través de la artesanía festiva. Muestra de ello la siguiente cita: “nuestrarealidad [es] finita y quebradizaEsta condición finita, no implica un dejo de inutilidad de laexistencia, sino que se valora lo que pueda lograrse en el lapsovital, ante la consciencia de un fin, después del cual, el ámbito deposibilidades cambiará y ya no será plausible la consecución de unproyecto”.  Dice mi tío “ a ver, échate ese trompo a la uña”.

Por otro lado, conocedor del momento que vivimos y que Giovanni Sartori ha denominado como la época del Homo Videns, el texto se ubica en las coordenadas que lo vieron nacer: El siglo XXI. La era de la digitalización. Aprovechándose de ello, Ramiro presenta una excelsa colección de imágenes que sintetizan cada una de ellas, las afirmaciones teóricas que son presentadas al principio del libro. Y el mismo libro sale a la luz en formato digital. Ramiro es pues conocedor del mundo en que se mueve. Su amor a la filosofía y a la antropología no le han extraído de contexto cultural al que pertenece. Y esto es una nueva riqueza de su obra. Un hombre de hoy les habla a hombres de hoy sobre un tema de siempre.

Finalmente. Una explicación. Al principio de mi intervención hablaba de ciclos… Hay un ciclo más que no puedo dejar de hacer patente, porque habla de humildad característica que debe estar presente en todo aquél que pretende, como decía Tomás de Aquino, alcanzar la sabiduría y que, al mismo tiempo, habla de la magnanimidad del autor. EL ciclo se cierra nuevamente…

Porque si algo sé del tema, se lo debo precisamente a Ramiro quien después de haber sido estudiante de primeros semestres en esta casa de estudios en los tiempos en que yo fui presidente de la Sociedad de Alumnos de Filosofía, pasó a ser mi compañero de trabajo y después mi maestro en el posgrado y, finalmente,  presidente del sínodo que me otorgó el grado, pero sobre todo, mi amigo entrañable. Y no importando la diletancia de un servidor, tuvo a bien invitarme a presentar su texto, como si yo fuera un experto en el tema.

Un texto, pues, que se convierte en ejemplo vivo de cómo se pueda aunar, en un solo producto, la profundidad académica, el rigor metodológico de la investigación, la experiencia personal largamente atesorada, la afición al arte en general como son la fotografía, la poesía, la literatura y las tablas que dotan la brega diaria en el aula, donde estos conocimiento se van afinando. Creo que esas son las cinco laves del éxito que le auguro a este libro.



[1][1]Meta., I, 2; No 36
[2]Meta., I, 2; No 39